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martes, 31 de julio de 2007

Características de los enfermos crónicos

Por las características de las enfermedades crónicas (larga duración, periodos de ausencia de síntomas, variaciones periódicas de las manifestaciones clínicas), quienes las padecen y sus allegados muestran actitudes y conductas peculiares, basados fundamentalmente en la falta de comprensión de la naturaleza de la enfermedad. Es frecuente que los pacientes nieguen o duden de la existencia de la misma, opinión que puede estar reforzada o rebatida por sus convivientes y amigos, y por la dificultad para comprender lo invisible que muchas dolencias encierran: muchos pacientes con enfermedades silentes son incrédulos acerca de su dolencia. La información que aparece en la prensa o en Internet puede ser confusa y desorientadora. Además de los mensajes contradictorios que puede recibir, sus propias creencias y actitudes -variables según la procedencia sociocultural- hacen que la incorporación de la representación de enfermedad crónica sea dificultosa.


La enfermedad crónica es una pesada carga física y psicológica. Los pacientes con enfermedades crónicas habitualmente se sienten sobrepasados e impotentes ante su situación; su autoestima es habitualmente baja, sus relaciones familiares se han perturbado por su enfermedad, y se han vuelto dependientes de otras personas en mayor o menor medida.

Se sienten frustrados porque las expectativas acerca de una vida normal se desvanecen. Están angustiados y ansiosos por encontrar una opinión positiva acerca de su padecer y un tratamiento curativo, o se sienten decepcionados por la medicina porque no les ofrece una cura. Pueden albergar sentimientos de culpa, autos impuestos o inculcados por otros.
Existen numerosos supuestos y creencias acerca de la causa de las enfermedades, muchas veces relacionados con la acción de elementos físicos externos (accidentes o traumatismos), infecciones banales, tóxicos ambientales o sustancias alimentarias.
Muchos pacientes con enfermedades crónicas guardan angustias y temores, siendo el más importante el de morir prematuramente.

Sus actitudes pueden variar notablemente según la personalidad de los individuos, desde aquel que se resiste a ser vencido por su enfermedad hasta aquel otro que muestra una exagerada lástima de sí mismo, numerosas quejas y una desproporcionada demanda de atención. Finalmente, con el tiempo la mayoría de los pacientes con enfermedades crónicas llegan a aceptar y adaptarse a la realidad de la enfermedad, aunque con distintos grados de éxito.

La relación Médico Paciente y la Enfermedad Crónica

La relación médico - paciente es la base del arte médico. A la vez interacción profesional y extraprofesional, sus contenidos y características determinan en alto grado el logro del fundamental propósito del accionar médico: la satisfacción de las necesidades y expectativas del paciente, a través del mantenimiento o la recuperación de su bienestar y de su vida independiente.

Las enfermedades crónicas se vuelven más prevalentes a medida que se mejoran los tratamientos de las enfermedades agudas y que la población envejece, y esto está sucediendo en la mayoría de los países, especialmente los desarrollados. La Argentina ya presenta una población envejecida, con una alta proporción de individuos mayores de 65 años en la ciudad de Buenos Aires y en algunas provincias (Córdoba, Buenos Aires, y Santa Fé). Este fenómeno hace que el médico tenga crecientes posibilidades de encontrarse con pacientes con enfermedades crónicas en su práctica.

La enfermedad crónica es una situación que acompaña a ciertos individuos por mucho tiempo, en ocasiones por toda la vida, a la que cambia en forma permanente e irreversible. Esta circunstancia origina situaciones muy particulares sobre el propio individuo enfermo y sobre la relación con su médico. Este, a su vez, establece con aquel un especial vínculo que es diferente al que ocurre con otros pacientes: es su aliado permanente.

La circunstancia de la conexión duradera y la presencia constante del problema común a solucionar establecen una oportunidad especial para que la relación médico - paciente alcance una profundidad y un sentido únicos.

De todas formas, la enfermedad crónica plantea al paciente y al médico problemas de difícil manejo y aspectos particulares propios de la interacción entre ambos.

Además, el vertiginoso cambio en la forma en que los seres humanos establecen relaciones entre sí, fundamentalmente a partir de las nuevas estructuras institucionales y los novedosos avances en comunicaciones, plantea nuevos dilemas y cuestionamientos éticos. En especial, el progresivo acortamiento del tiempo otorgado a la consulta médica, originado en la mercantilización de la medicina, junto con la despersonalización de la atención que las nuevas épocas han impuesto, en desmedro de su calidad, atentan contra el establecimiento de una relación exitosa entre médico y paciente.

En el caso de los pacientes con trastornos crónicos, esta pauperización de la sustancia humana en su acercamiento al cuerpo médico es de enorme gravitación.

Se plantea entonces como un nuevo objetivo el adecuar la relación entre médico y paciente a las nuevas épocas, sin que esto determine una pérdida en la calidad técnica o en el contenido profundamente humanitario que tal experiencia conlleva.